Hoy me he levantado teniendo en mente el sueño que había
tenido la noche anterior, en ese sueño, yo montaba una tienda, una tienda muy
bien diseñada, espaciosa, atractiva, y acogedora. Pero, pese a la gran labor
que hice en mi sueño de conseguir dicha tienda, no tenía clientes, y es que,
pese a que la tienda en sí era perfecta, una vez despierto e informado de
por qué en mi sueño no tenía clientes, resulta que los productos de mi tienda no
estaban bien colocados y ni siquiera disponía de todos los productos que una
tienda debería tener. Hoy, pretendo evitar que suceda esto a través de este
blog, explicando como clasificar los productos en la tienda en cuanto a sus
propiedades se refiere, aplicando los conocimientos que he aprendido en el
módulo “Marketing en el Punto de Venta” impartido en el Luis Buñuel de
Alcorcón.
Uno de los primeros productos a tener en cuenta para un
establecimiento por su gran importancia, es el producto de atracción. Este producto
es el producto estrella del establecimiento, aquel que por el mero hecho de tenerlo
atrae al cliente a la tienda. Tienen mucha popularidad y prestigio entre los
consumidores, todos los consumidores conocen este producto y saben de qué
producto se trata con solo mencionarlo. Este conocimiento del consumidor acerca
de este producto de atracción es debido, en parte, a que el producto de atracción
consta de primeras marcas, no son marcas blancas, ni marcas poco conocidas,
cuando hablamos del producto de atracción, hablamos de marcas conocidas,
lideres en su sector, y que por supuesto, ofrecen imagen de marca. Estos
productos estarán colocados en lugares estratégicos, para que el cliente,
atraído por la compra de este producto, recorra el establecimiento buscando este
producto y, así, que observe por el camino toda la oferta proporcionada por el
establecimiento y de ésta manera, favorecer la compra “impulsiva”, ya que si el
consumidor tiene que recorrer mas establecimiento para llegar al producto de
atracción será tentado por el resto de la oferta disponible. Por último, el
margen de beneficio de este producto será bajo, ya que su importancia se
encontrara en el volumen de ventas y en su capacidad como reclamo para el
establecimiento. Un ejemplo claro de esta clase de productos sería, sin lugar a
dudas, la Coca-Cola.
El segundo producto que nuestro establecimiento debería
tener en su poder, sería el producto dinámico o activo, en este caso, pese a no
ser productos tan llamativos y que atraigan al cliente, se trata de productos que
todo el mundo compra de una manera habitual. Además, el añadido en esta clase
de productos, es que el precio de éstos no es un elemento de importancia, ya
que estos productos vamos a comprarlos con casi total seguridad. Un ejemplo
claro de esta clase de productos sería el pan, el aceite, etc.
Por último, aunque no menos importante, los productos
genéricos. Se trata de productos que satisfacen una necesidad de la misma forma
que lo haría una marca conocida, que normalmente, suele ser más cara. Dicho
esta definición, podemos afirmar que son productos sustitutivos donde la marca
no es lo importante, y el precio cobra en estos una mayor importancia que en
los productos dinámicos. Un ejemplo de productos genéricos y que hoy en día
cobran mucha importancia en los grandes establecimientos son los productos de
marca blanca. Aunque también podemos encontrar en estos productos aquellos
productos que compramos pero no conocemos ninguna marca conocida, un ejemplo
claro de esto, sería la Sal.
Creo que en ese sueño que tuve, si hubiera logrado conocer que
productos y como organizarlos, mi tienda soñada hubiese salido adelante. Menos
mal que todo fue un sueño, ahora sé que si quiero que mi tienda funcione,
existen esta clase de productos de vital importancia y que llevan una
clasificación especifica, que no solo el tamaño de la tienda, su localización y
su diseño es lo importante.
BIBLIOGRAFÍA: